Sonidos del silencio

Hola oscuridad, mi vieja amiga,

He venido a hablar contigo otra vez…

Qué extraño yo de nuevo ¿no? Mi eterna compañera me eh quedado sola de nuevo.

Escuchando al viento susurrar cosas que los humanos no escucharan y mirando el cielo vestirse de un color hermosamente infernal. En la ciudad las voces ajenas claman, pero nadie las escucha.

Gente hablando sin conversar,

Gente oyendo sin escuchar.

Gente escribiendo canciones que las voces jamás compartirán

Y nadie oso perturbar los sonidos del silencio, mi silencio.

Gotitas caen sobre mis manos entrelazas, miro hacia arriba confusa y solo lo veo el cielo oscuro que me invita a soñar, pero la imaginación me daña y ya me acostumbre a la realidad.

Me levante a caminar,  debo regresar al mundo que acostumbro habitar; y me encontré con frías calles, llenas de humedad. Pase carteles llenos  de luces que no me dieron ganas de mirar.

Las personas pasan y pasaban, manchadas todas de frivolidad, y nadie oso mirarme, nadie oso tocarme, nadie oso perturbar el sonido de mi silencio con su voz.

Me adentre de lleno a la oscuridad y ella me abrazo agradecida, lo que me recibió fue el frio de mi casa. Siempre es así, de nuevo miro el cielo y me encuentro a mi vieja compañera de veladas, la luna y me siento en un viejo sillón a recordar. Una taza de café a estas horas se me hizo costumbre y conversar con mi vieja amiga, una reverencia al cielo y a los que me esperan en el más allá y miro como una estrella corta el firmamento y cierro mis ojos para desear, desear algo inalcanzable que ni en 100 años pasara, y le doy un hola de nuevo a mi eterna amiga soledad que nunc me faltara.

Y de nuevo aquella triste canción llamada sonidos del silencio se hace escuchar muy a lo lejos y aun  así no osa perturbar mi soledad.